Debido al auge de mediados del siglo XIX, por los baños de ola y los balnearios, se instalan en el muelle de Calderón de Santander, unos “Baños-Balnearios flotantes”, para uso de las clases más modestas que no podían permitirse el coste del traslado al Sardinero y del uso de las instalaciones balnearias de la zona.
Los primeros baños flotantes eran propiedad del empresario Santoñés don
Eulalio Ardanaz. Su nombre era “Antiguos
baños flotantes”, pero eran conocidos popularmente como “Los viejos”. El
conjunto balneario estaba formado por dos barracones rematados por un tejadillo
de zinc, uno destinado a baño de señoras y el otro para caballeros, estaban
montados sobre una gabarra y separados entre si, la separación hacía de sala de
espera, estaba cubierta con un toldo y
tenía unas sillas de madera. En 1880, los baños presentaban un aspecto poco
agradable al estar sus estructuras bastante deterioradas.
En 1885 se publicaba la siguiente tarifa de precios:
Los baños debieron de desaparecer al año siguiente pues no hay
constancia de propaganda anunciando su lugar de atraque, como era costumbre a
principio de cada temporada, pues solo funcionaban en verano.
Con el aumento de la población y de los veraneantes, los llamados
“Baños viejos”, con sus ya deterioradas instalaciones son insuficientes para
atender el número elevado de personas que acceden a este servicio. En 1880 don
Juan Gutiérrez Colomer y su cuñado
Alberto Gutiérrez Vélez, presentan un proyecto para la construcción de unos
nuevos baños flotantes.
En 1881 comienza la construcción y los nuevos “Baños flotantes”, son
inaugurados el 4 de junio de ese mismo año.
El lugar destinado para para su servicio es al lado del “Muelle de pasajeros de Las Corconeras” en el
Muelle de Calderón, el lugar es concedido por La Comandancia de Marina y puede
variar de un año a otro ya que la concesión solo tiene validez para una
temporada.
Estos baños habían sido construidos por los “Talleres Corcho-Hijos.
Los nuevos baños estaban sobre
dos grandes flotadores unidos por bastidores y constaban de dos cuerpos de
veinticuatro habitaciones, doce a cada lado para señoras y caballeros, diz
pilas de baños calientes, un baño general para escuela de natación, un salón de
espera, una sala de hidroterapia, despacho médico y restaurante. Por la borda
colgaba un letrero con la siguiente leyenda;
En 1883 se traspasa la titularidad de los “Nuevos Baños Flotantes” a
los hermanos Corral, don Manuel y don Ramón.
Debido al éxito de estos baños la afluencia de clientes es tal que en
determinadas horas no había cabinas ni bancos de espera libres.
En 1885 los hermano Corral proyectan la construcción de otro balneario
flotante, aprovechando el casco de un buque costero llamado “Las Dos Hermanas” ,
encargan la construcción a los Talleres de López Dóriga en San Martín y son
inaugurados ese mismo verano.
Se les bautizo como “Baños Flotantes Nuevos”, lo que dio lugar a
confusiones, con lo que se pasan a denominar; Nº 1 los primeros y Nº 2 los
recién extrenados.
En 1896 ya desaparecidos los “baños viejos” “Baños Viejos” y los
hermanos corral destinan el Nº 1, para público selecto y servicios mas caros.
No hay referencias escritas sobre hasta que año prestaron sus servicios veraniegos
en la bahía.